SEMANA SANTA EN SIGÜENZA

Castilla, bendita tierra de tradiciones donde los niños vieron pasar por sus calles procesiones de hombres serios, mujeres enlutadas y sacerdotes graves tras la imagineria del dolor y de la muerte. Sigüenza, episcopal, al pie de la historia, siguiendo esos regueros humanos de devotos que parecen posar para un cuadro de Solana, cuyo silencio sólo puede romper el aullido del perro huérfano o el llanto del loco. Estamos en la Semana Santa, que ya vendrá el Corpus, y San Juan, y la Virgen de la Asunción. Y cumpliremos con el calendario, que porque pisara el hombre la luna no se paró el reloj, ni dejó de celebrarse esta semana de pasión, ni de encenderse las velas en la noche del Viernes Santo.

DOMINGO DE RAMOS.- Revestidos con sus capas pluviales bordadas de oro llegan los canónigos a la parroquia de Santa María, donde les esperan alcalde y concejales. En esta iglesia tiene lugar la bendición de los ramos y las palmas que llevarán en procesión hasta la catedral, acompañando el paso de la entrada de Jesús en Jerusalén. Fíjate que los niños andan felices, todos han estrenado algo siguiendo el rito de nuestros padres. En su mañana, la mañana de los niños, y se ven retratados en su paso sin otro interés que jugar con la borriquilla que monta el Salvador, ajenos, dorada infancia, a cualquier maldad. A media tarde las mismas calles ven pasar otras escenas de la Pasión. ¿Quienes son esos hombres que las portan? No los encontraras en todo el mundo, se llaman los "Armados" y pertenecen a la Cofradía de la Vera Cruz y del Santo Sepulcro.

LUNES SANTO.- En San Vicente, la parroquia del casco viejo, se respira de nuevo la esencia del románico más puro, dicen que de la mano de don Gerardo, su párroco, ha llegado el milagro. A esta iglesia viene a parar, anocheciendo Sigüenza, el paso de la oración en el huerto. Son procesiones sencillas estas primeras de la Semana, pero, en su sobriedad, muy sentidas por los vecinos del barrio noble que pisó el Doncel, pues ven regresar su paso. Preguntan los nietos, en su lenguaje lógico, por el significado de la escena; los abuelos, sabios, no les defraudan. No es mala ocasión, otra vez que te veas en la calle, para recorrer alguna taberna y catar la limonada, pues es bebida de estas fechas, después no podrás hacerlo; toma nota y haz lo propio con las torrijas. Pan y vino, en suma, pero los seguntinos los trabajan con tanto acierto como podrás comprobar.

MARTES SANTO.- La Cofradía de la Vera Cruz se fundó, camino del medio milenio, en 1536, en pleno renacimiento. La del Santo Sepulcro un siglo después. Andando el tiempo se hermanarían y hoy es una sola: la Cofradía dela Vera Cruz y del Santo Sepulcro. De ellas nos hablan los legajos más antiguos de los archivos de la ciudad y esas letras se cumplen dando por bueno cuanto dispusieron aquellos hombres. La forman dos grupos: los hermanos "de la vela", nazarenos o capuchones, y los "de carga" o Armados. Los primeros visten de negro con capuchón blanco en cuya pechera luce el escudo de la cofradía. Hoy, y nos alegramos, son mayoría las mujeres. Los Armados llevan camisa blanca, chaqueta y calzón negros de pana fina, coleto de cuero, mallas, faja de cardenal con lazada, casco y lanza; andan con un paso peculiar, el paso de Armados. En la procesión del martes Santo vuelven los pasos a Santa Maria, desde la catedral. Don Daniel, que por algo es el Abad de la Cofradía, los acoge cariñosamente.

MIÉRCOLES SANTO.- Observa como visten los Armados esta tarde; chaqueta, calzón y faja negros por encima de una sencilla camisa blanca, es el traje de luto. No los volverás a ver de esta guisa en toda la semana, pero si, cualquier otro día, pues conservan el privilegio de llevarse a hombros hasta el cementerio si alguno falleciera durante el año. Los Armados, aunque ya no se vistan, no pierden su condición y ,ungidos por el sudor de su esfuerzo, lo son de por vida. La procesión se inicia en la Residencia de Ancianos y sube rápida hasta la catedral, portando el Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad, rezando el Credo, que contestan todos los fieles. El trayecto está flanqueado por edificios tan señeros como la antigua Universidad de Sigüenza o el Seminario de San Bartolomé, a la mano diestra, y la Real Casa de Enseñanza y Misericordia al otro lado.

JUEVES SANTO.- Todas las iglesias seguntinas celebran, en la tarde, la cena del Señor, momento sublime de exaltación del amor al prójimo y de la amistad: es Jesús que se despide de sus discípulos, de sus amigos. Debe de ser por ello que los templos levantan este día sus altares más primorosos, "los Monumentos", que se entrelazan como etapas de un circuito de luz y esperanza. Quizá la escasa luz del crepúsculo te impida contemplar la belleza de cada iglesia. No hay prisa, se puede dejar para otro día, el Sábado Santo quizá, pero tampoco dejes de mirar los interiores, espléndidos y en su mejor día.

Autor: Javier Sanz

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