SIERRAS DE URBASA Y ANDÍA


Para llegar a Olazti/Olazagutia, se llega por la N-I desde Vitoria (43 kilómetros) o por la N-240-A desde Pamplona (49 kilómetros).

SIERRA DE URBASA.- Desde Olazti/Olazagutia se inicia la subida al puerto de Urbasa por la NA-718. Hay unos 7 kilómetros de fuerte pendiente, que en su ultima parte se retuerce en curvas pronunciadas, atravesando el hayedo y el escarpe rocoso que corona la sierra. Al llegar arriba, conviene parar en el pequeño aparcamiento que hay ante la antigua casa de camineros y echar un vistazo atrás, hacia el fondo del valle, con los pueblos de Olazti/Olazagutia y Ziorda recostados en las faldas de las peñas de Egino, horadadas por las canteras que abastecen a la fabrica de cemento de Olazti/Olazagutia. Un kilómetro después se encuentra, a mano izquierda, el desvío hacia Otsaportillo por una carretera de 5,5 kilómetros (ésta y la NA-718, que atraviesa Urbasa, son las únicas rutas permitidas para vehículos a motor). La carretera llega hasta el raso de Ezkiza, desde donde se pueden realizar varios paseos: si se continua, se llega hasta Otsaportillo; una pista que sale por la izquierda desde las inmediaciones del  aparcamiento lleva a Lubierri. Desde este último camino, torciendo a la derecha y adentrándose unos 100 metros en el bosque de hayas, se sube hasta el collado que se ve a la derecha para encontrar, en medio de un pedregal, el menhir de Mugakoharria. Volviendo atrás, junto a la boca de una sima protegida por una pared de piedra, parte a mano derecha una pista que lleva hasta las ermitas de Santa Marina y San Adrián de Lizarraga, ambas asomadas al acantilado rocoso del borde de la sierra. De nuevo en la NA-718, enseguida se encuentra el camping Bioitza, unico lugar de acampada permitido en el parque natural. Poco después se llega a la fuente de los Mosquitos, frente a la antigua casa de camineros, donde se instalara el futuro centro de interpretación del parque. Inmediatamente hay una zona de chabolas (de Paco Ruiz, de Severino, de Alberto) y el palacio de Urbasa, a cuyos pies se extiende el raso del mismo nombre, una amplia hondonada salpicada de ganado vacuno, ovino y caballar. Al otro lado del raso, tras un pinar, se encuentra otra zona de chabolas, donde, junto a una cabaña que vende queso, se halla el gran dolmen de la Cañada.

BALCÓN DE PILATOS.- Al final del raso, cerca del kilómetro 22, un aparcamiento invita a dejar el coche y acercarse, tras unos 200 metros, hasta el balcón de Pilatos, un impresionante circo de rocas cortadas a pico que rodean la Reserva Natural del Nacedero del Urederra. Este río, cuyo significado en euskera es "río hermoso", surge de la misma roca de las entrañas de la sierra, convertida en un inmenso embalse natural que recoge las aguas que se escurren por las grietas del enorme karst de Urbasa. Merece la pena recorrer el balcón con calma y asomarse al cortado del que surge el río, apenas visible por la tupida vegetación. Puede bajarse al interior de la reserva natural, desde el puerto de Zudaire o desde la otra orilla, partiendo de Baquedano. Bajando el puerto se encuentra a la derecha el desvío que lleva a los pueblos de San Martín, Ecala, Eulate, Aranarache y Larraona, situados entre sierras de Urbasa y Loquiz. Más abajo, continuando por la NA-718, se pasa por Zudaire, Barindano y la entrada a los restantes pueblos de las Améscoas, como se denomina la zona que se encuentra en el entrante del Nacedero.

ESTELLA/LIZARRA.- Acompañando al Urederra por el valle de Allín hasta su desembocadura en el Ega, se entra en Estella/Lizarra, ciudad medieval fundada al calor del Camino de Santiago. La visita puede empezar por la plaza de San Martín, presidida por la fuente renacentista de los Chorros y flanqueada por el antiguo Ayuntamiento y actual juzgado de estilo barroco, y el palacio de los Reyes de Navarra, único ejemplo de arquitectura civil románica conservada en Navarra. En la actualidad es sede del Museo Gustavo de Maeztu. Enfrente se encuentra la iglesia cisterciense de San Pedro de la Rúa, con un sugerente claustro románico del que solo quedan dos crujías. Algo más adelante, la calle de San Nicolás termina en la puerta de Castilla, única conservada de la muralla medieval. Volviendo atrás, al comienzo de la calle de la Rúa se alza la casa de Fray Diego, convertida en casa de cultura, plateresca, con bella caja de escalera, y algo más adelante, el palacio barroco del Gobernador. Pasado el puente de la Cárcel, reconstruido totalmente, se cruza bajo la carretera general para llegar al conjunto formado por la iglesia gótica del Santo Sepulcro, el convento, también gótico de Santo Domingo, la iglesia románica de Santa Maria Jus del Castillo, antigua sinagoga y los restos de las murallas. Frente a San Pedro de la Rúa, al otro lado del río, se levanta la iglesia románico-gótica de San Miguel, con bellísima portada. A sus pies, en la calle Ruiz de Alda, hay bellas casonas y palacios como el de Eguia, renacentista y el de los Ruiz de Alda, barroco. Sigue, a continuación, la calle Zapatería y la calle Mayor, en la que también hay algunas casas palacianas barrocas, que llega hasta la plaza de Santiago. Cerca se encuentra la de los Fueros, porticada por tres de sus lados. El cuarto es la fachada neoclásica de la iglesia de San Juan, de fabrica gótica y bello retablo renacentista. Además de los conventos barrocos de Santa Clara y de las Concepcionistas Recoletas, las ruinas de la iglesia de San Pedro de Lizarra y, en las afueras, la iglesia románica que alberga la Virgen de Rocamador, merece la pena subir a ver las vistas sobre la ciudad y la bella imagen plateada de la Virgen del Puy, gótica.

MONASTERIO DE IRANZU.- Saliendo de Estella/Lizarra hacia el norte por la NA-120, nada más atravesar Abárzuza, un desvío a mano izquierda lleva, en 12 kilómetros, al monasterio de Iranzu. De fundación cisterciense, su construcción se prolongo desde 1176 hasta el siglo XIV. La parte más antigua pertenece a la iglesia, de tres largas naves desnudas, como corresponde a la austeridad decorativa del Cister. Posterior, de los siglos XIII y XIV, es el claustro y sus dependencias, donde además de las cuatro crujías, destacan una bella fuente y la monumental cocina medieval, ambas al sur, y la sala capitular en la crujía oriental. Cerca, rodeada de las ruinas del antiguo seminario, se encuentra la ermita románica de San Adrián y, a la salida del área de descanso del monasterio, una cruz barroca con las imágenes del crucificado y de Santa Maria de Iranzu.

SIERRA DE ANDÍA.- De nuevo en la NA-120, el camino trascurre sobre los valles de Yerri y Guesalaz, entre un mar de encinas. Al superar el desvío a Lezaun comienza el estrecho valle de Zunbeltz, divisoria natural entre la sierra de Andía, a mano derecha, y la de Urbasa, a la izquierda. A partir de la venta de Zubeltz, entre los kilómetros 20 y 21, se abre un llano por donde cruza una antigua calzada romana que, salvando unos 300 metros de desnivel, se encarama a la sierra de Urbasa para llegar, en su flanco norte, a la ermita de San Adrián de Lizarraga. Más adelante, en la curva del kilómetro 24, nace a la derecha una pista que permite internarse a pie por la sierra de Andía, en esta parte sin apenas vegetación arbórea y formada por grandes lomas cubiertas de hierba donde pastan cerdos, ovejas, ganado vacuno y caballar. En el puerto de Lizarraga, de 1031 metros y a unos 30 kilómetros de Iranzu, hay dos ventas que ofertan queso y de las que parten sendos paseos: por la izquierda se llega hasta la ya citada ermita de San Adrián a través del antiguo Camino de la Sal, que venia de las salinas del valle de Ollo atravesando Andía; por la derecha puede hacerse otro tramo de dicho camino, en un largo paseo hasta la ermita de San Donato, sita en la sierra de su nombre, que se extiende al norte de la de Andía. Al otro lado del viejo y húmedo túnel del puerto, a unos 900 metros, se encuentra el mirador de Lizarraga, que muestra la imponente proa de la sierra de San Donato y , a la izquierda, el hayedo que sube desde el valle y acaricia los riscos de Urbasa, por los que asoma la ermita de San Adrián. Abajo se encuentran los pueblecitos del valle de Ergoiena, que se extiende hasta Etxarri-Aranatz; y al fondo, la sierra de Aralar.