SIERRAS DE ESPUÑA Y MORATALLA  1


El espacio natural más importante del interior de la región de Murcia es sin duda la sierra de Espuña, enclave montañoso situado entre los valles de los ríos Gudalentín y Priego, formado por agrestes releves, el pico más alto es el que da nombre al espacio con sus 1585 metros, ramblas, barrancos y valles. Parte de la zona fue declarada en 1973 Reserva Nacional de Caza y 5 años después alcanzó la categoría de Parque Natural. La característica más relevante de la sierra de Espuña, como se la conoce en la región, es la gran diversidad de ecosistemas naturales de montaña en medio de unas condiciones áridas y a veces semidesérticas que son las habituales en la Comunidad murciana. Al noroeste de la región se levantan las sierras de Moratalla, Villafuerte, los Frailes y los Alamos, que forman parte de la llamada Ruta Turística del Noroeste y que presentan las mayores altitudes murcianas con los picos Revolcadores, Los Odreas y San Juan, como cotas más elevadas. Ambos espacios están separados a su vez por las hermosas sierras de Burete, Lavia y Cambrón, de cotas inferiores a 1550 metros, que también visitaremos en la presente ruta.

A la hora de establecer el punto de partida se nos presenta cierta duda por las diferentes posibilidades de acceso que ofrece sierra Espuña: Alhama de Murcia, Totana, Mula y Lorca, por este orden son las mejores opciones. Para realizar un recorrido coherente sin necesidad de volver atrás varias veces y repetir caminos y carreteras, nuestras preferencias se inclinan por la localidad de Totana, la antigua Deitana Urbs, como varios autores latinos la calificaron, situada junto a la fértil vega del Gudalentín. A su termino municipal pertenece parte del parque natural, el resto depende de Alhama, y cuenta con un interesante patrimonio artístico, como la iglesia de Santiago, con un simple, pero bello artesonado mudéjar, la fuente de San Juan de Uzeta, las ermitas de San Roque y San José y el santuario de Santa Eulalia o de la Santa Patrona del pueblo, situado a 7 kilómetros del centro urbano, en uno de los parajes más bellos posibles para un edificio de estas características. Antes de partir para el lugar puede solicitar información sobre sierra

 Espuña en la concejalia de Turismo del Ayuntamiento y aprovechar la ocasión para llevarse un recuerdo de una de las poblaciones alfareras más importantes del país. El camino para subir al santuario de Santa Eulalia está bien indicado, pero resulta complicado por las excesivas curvas y la estrechez de la carretera. Menos mal que el rico paisaje de pinos de repoblación que adorna el trayecto entretienen el corto desplazamiento. Santa Eulalia es la patrona del pueblo y la celebran de varias formas: el día grande es el 10 de diciembre, pero después de la festividad de Reyes organizan una romería para trasladar la imagen de la Santa desde la parroquia de Santiago hasta el santuario. Bonita construcción tiene la patrona, levantada a finales del siglo XVI, es por lo tanto renacentista, y con reformas de principios del siglo XX en la fachada. El interior lo encontrará cerrado la mayor parte del año, excepto durante las misas matutinas de los domingos. De todas formas si esta interesado en conocer el templo, dispone de un bello artesonado, contacte con la casa parroquial que se encuentra en el mismo lugar. Ellos le abrirán las dependencias. Cerca queda la cueva de la Moneda, de difícil acceso subterráneo y el bonito paisaje del estrecho de la Arboleja.

Un poco más arriba aparece la primera y casi la única población serrana de Espuña, Aledo, encaramada sobre unas peñas que fueron las mejores defensas naturales para rechazar los permanentes ataques almorávides del sultán marroquí Jusuf ibn Tasufin. Tanta importancia estratégica llegó a tener Aledo que el propio Jusuf ordenó a las tropas repartidas por algunos territorios de al-Andalus que tomaran dirección a Espuña para reconquistarla. Pero el acoso fue infructuoso, las murallas resistieron todos los ataques y la posible solución fue levantar un cerco alrededor de Aledo, llegaron a construir torres, fosos y empalizadas, y esperar a que el hambre y las necesidades abrieran las puertas. al final, jusuf tuvo que desistir de su intento y levantó el cerco. Esta aventura da cuenta de la ubicación física en la que se levanta la villa murciana. Dispone de varios miradores, el pueblo en sí es un maravilloso balcón, pero el mejor de todos es el último, el situado junto a la torre del homenaje de la vieja fortaleza, al lado de la iglesia de Santa María. Espectacular paisaje el que se ve desde este punto. Uno de los acontecimientos más importantes de la villa es el capitulo de fiestas. El día de los Reyes se celebra un Auto con representaciones, cánticos y piezas musicales sacadas de partituras del siglo XVI y cantadas por la "Cuadrilla de Animas" y el último domingo de agosto se organiza el "Día del Carro", con todos los vecinos bailando en torno a un carro de labranza en recuerdo de las antiguas danzas de cosecha.

Tras abandonar Aledo la ruta penetra directamente en el corazón de sierra Espuña a través de una carretera asfaltada que sale a 3 kilómetros de la población sentido Zarzadilla de Totana. El desvío se encuentra a la derecha y conduce al refugio de Las Alquerías y a Collado Bermejo, ruta principal para recorrer el parque natural murciano. Continuando la carretera pavimentada, aparecen a derecha e izquierda diferentes pistas forestales, las de la izquierda permanecen cortadas, y alguna senda que comunican el sector sur de la sierra con los puntos de máximo interés, como el morrón de Espuña o de Totana, inconfundible por su forma y altura (1585 m.), el morrón Chico o de Alhama ( 1446 m.), los barrancos de Malvariche y Leyva y los Pozos de la Nieve, peculiares construcciones utilizadas durante siglos para almacenar nieve y "fabricar" hielo. Estas viejas "cámaras" son sin duda uno de los focos de mayor atracción turística de Espuña. El total de pozos que se mantienen en desigual estado de conservación, es de 23 y conviene acercarse a alguno para conocer una de las industrias murcianas más populares y duras que se prolongó desde el siglo XVII hasta las primeras décadas del XX. La profundidad media de cada construcción era de 10 metros y el diámetro de 12 y podían almacenar una media de un millón de metros cúbicos de nieve. La nieve caída en sierra Espuña era trasladada al interior de los Pozos por vecinos de Aledo, Totana, Alhama y Priego, que la recogían con palas o azadones en grandes capazos y luego la esparcían y apisonaban con mazos. Es de suponer que las temperaturas que alcanzaban en el interior de los iglus murcianos eran muy bajas, por lo que con frecuencia los obreros eran relevados del interior. Cuentan que la nieve una vez hecha hielo podía permanecer guardada hasta 8 años, aunque lo normal es que toda la producción se vendiera en Lorca, Orihuela, Cartagena y Murcia. La abundancia de estas construcciones responde a la necesidad que tenían las principales poblaciones de abastecerse de hielo durante los meses de verano y así cada pueblo disponía de su propio frigorífico. el medio de transporte más utilizado era la mula, capaz de cargar con 250 kilos de los que se perdía el 20% en el trayecto por las condiciones climatologiítas.


       

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