PAZO DE TURBISQUEDO ( ORENSE )


Saliendo de Ourense hay que seguir la carretera N-525 en dirección a Santiago. Cuando se llega a Cambeo hay que desviarse por la carretera N-540 dirección a Lugo. A unos diez kilómetros aproximadamente se encuentra Pitón, y un poco más adelante, hay que girar a la derecha en dirección a A Peroxa. El Pazo de Turbisquedo está a unos nueve kilómetros. La amabilidad de la gente compensa la dificultad que pueda tener en encontrarlo. Pazo que, sobre el año 1700, mandó construir la familia Taboada Castro. Estuvo medio abandonado hasta que los actuales propietarios lo adquirieron y lo restauraron para dedicarlo a turismo rural. Consta de diez habitaciones dobles con baño, el comedor y una sala. En la fachada se puede ver el torreón de vigilancia, y el blasón está en la parte izquierda de la puerta de entrada, por la que se accede a un patio. Éste tiene una hermosa fuente de piedra y se ven las dos balconadas con barandillas de hierro muy trabajadas. En lo que eran las cuadras de los caballos está la sala, que ha mantenido la piedra de las paredes, que con sofás y mesas hace las veces de bar. Subiendo la escalera de piedra, en el primer piso está el comedor, que conserva el suelo de madera y las viejas vigas que aguantan el techo; al lado de la chimenea hay una colección de antiguas escopetas. Las habitaciones se reparten entre este nivel y el superior, al que se accede por la escalera original de piedra, y están decoradas con mobiliario de madera rustico. En el exterior, rodea la finca un jardín presidido por un hórreo, la huerta y el corral.

La cocina que preparan para los clientes es típica de la zona y de temporada. Como disponen de una huerta, así como de animales de corral, como cerdos, pollos, conejos y gallinas, utilizan estos productos para elaborar los gustosos platos que se ofrecen, dando como resultado sabrosos manjares. Es norma de la casa tomar el café de puchero, que se hace hirviendo el grano entero, y para acompañarlo no pueden faltar los licores propios de hierbas y el licor de café. 

Una ruta a caballo por los aledaños del río Miño permite disfrutar del magnifico paisaje ofrecido por este precioso valle que discurre placidamente al norte de Ourense, hasta llegar al embalse de Os Peares. También se puede coger la dirección contraria, es decir, el río Sil por el embalse de San Pedro y el de San Esteban. Los caballos son propiedad de la finca, y se dispone de diferentes recorridos por los que se puede pasear. También hay en esta área rutas de senderismo con diferentes niveles de dificultad, que se pueden realizar en bicicleta o andando. La céntrica situación de esta casa permite infinidad de actividades náuticas relacionadas con los embalses, así como paseos en catamarán, recorriendo diversas zonas de los ríos Miño y Sil. Os Peares es el punto de encuentro de tres diferentes ríos, importantes tanto por su caudal, como por la longitud. El río Sil aboca sus aguas al Miño, al igual que lo hace el pequeño Búbal, creando así una singular villa separada por puentes y, a la vez, éstos dividen la provincia y las parroquias

Muy cerca se encuentra el monasterio de San Vicenzo de Pombeiro, situado a orillas del Sil en un lugar privilegiado de la Ribeira Sacra. Fue antiguo monasterio de monjas benedictinas, y el primer documento donde se menciona es del siglo X. La iglesia, de finales del siglo XII, es basilical de tres naves y rematada en tres ábsides semicirculares. En su interior destaca el barroco retablo mayor del siglo XVIII, siendo los retablos laterales más antiguos. Un poco más al norte, junto a la carretera N-120, está el castro de Guítara, que tiene defensas de doble foso. Una leyenda cuenta que este castro y el de Santa Mariña estaban unidos por una cadena de oro que estaba enterrada bajo tierra, y que en algunos puntos de su recorrido era tan superficial que los carros la rozaban al pasar.

A poco más de dos kilómetros se llega hasta San Esteban de Atán, que está ubicado en el margen izquierdo del río Miño, desde donde se divisa una panorámica de espectacular belleza. Fue fundada en el siglo VIII, pero restauraciones posteriores datan el actual templo en el siglo XIII. Tiene una sola nave con cubierta de madera, el ábside es rectangular, cubierto con una bóveda de cañón. La portada es sencilla, pero muestra tres pares de columnas que acaban en un arco apuntado.