CASA MILIA - ARZÚA ( A CORUÑA)


Partiendo de Santiago por la carretera N-547 en dirección a Lugo, después de pasar Arzúa, a unos cuatro kilómetros está la Casa Milia, en el lado derecho de la carretera, justo antes de llegar a Castañeda. A partir de Arzúa ya se encuentran los indicadores de color marrón que señalan la dirección. Es una antigua casa de labranza, que los actuales propietarios han restaurado con sumo esmero, para dedicarla por completo a turismo rural, y está situada enfrente de su vivienda. A esta casa de piedra se accede por un pequeño, pero simpático porche, que nos introduce en las dependencias que alberga. Dispone de cuatro habitaciones dobles con baño y salón-comedor. Las habitaciones, situadas en la parte superior, menos una que está a nivel de calle, conservan el techo original de madera y la piedra vista en las paredes maestras, que, junto con los muebles, restaurados por los propios dueños y las vistosas telas, imprimen un cálido carácter a estas estancias. En la planta baja, donde antes estaba la cocina y las cuadras, se encuentra ahora el salón comedor, que conserva la bonita lareira y el horno donde María todavía hoy cuece el pan.

En el agradable jardín está el alpendre, con el pajar, el gallinero y el establo de la yegua Furia, admirada por grandes y niños, pero que solamente los más pequeños podrán disfrutar subiendo su lomo. También está el hórreo, un antiguo carro, una fuente de piedra, donde antes se pisaban las manzanas, y columpios para distracción del personal infantil. Es muy recomendable, al caer la tarde, cuando las fuerzas ya no son las mismas que a primera hora del día, descansar en el jardín, observando como las gallinas picotean lo que encuentran a su alrededor, o ponerse a hablar un rato con esta simpática mujer que siempre tiene una sonrisa para los huéspedes. como la actividad principal de esta propiedad es la explotación agrícola y ganadera, los ingredientes necesarios para elaborar la típica cocina gallega, su especialidad, son los que ellos mismos sacan de la huerta y de la granja poblada de vacas, cerdos, terneras, gallinas y pollos. También, además de los platos característicos de la zona, se ofrecen los productos elaborados por ellos mismos, como el queso, la mantequilla, mermeladas, membrillo, bizcochos, filloas y flanes. Se puede participar en cultivos de patatas, verduras y demás labores hortofrutícolas, y también en el cuidado de los distintos animales, el ordeño de las vacas, la matanza del cerdo y la elaboración de quesos.

Se puede hacer una agradable paseo bajando hasta la ribera del río, rodeado de numerosos prados en los que abundan las vacas, y de castaños, robles, pinos y eucaliptos. Junto a la variada vegetación que crece al lado de la corriente, se va abriendo un magnifico paisaje hasta llegar al puente medieval de Ribadiso, ligeramente alomado, que ha soportado el paso de muchos caminantes que, aún hoy, hacen la ruta jacobea. Junto a este viaducto está el antiguo hospital, que en la actualidad es un moderno albergue de peregrinos. La proximidad de la casa con el Camino de Santiago permite hacer una excursión por esta singular ruta de romería, que puede hacerse andando o en bicicleta.

El municipio de Toques es un enclave en donde se encuentran numerosos restos arqueológicos de civilizaciones prehistóricas. Hay muestras de ocupación del Paleolítico, con diversos restos líticos, del Neolítico, con numerosas mamoas, de la Edad del Bronce, y castros de la Edad del Hierro. También se encuentran algunas ruinas romanas, aparecen núcleos de población de la época medieval y, sobre todo, restos de arquitectura prerrománica. San Antiniño o Antolín de Toques fue un monasterio fundado en el siglo XI de factura prerrománica, aunque se cree que su origen podría ser anterior a esta fecha. Han aguantado hasta nuestros días una nave y un ábside semicircular. Hay también en Toques un bello Calvario románico, de madera policromada, del siglo XIII. No hay que dejar de ver A Capela, que es una aula de naturaleza y centro de interpretación del patrimonio, pensado para revitalizar la cultura propia y promover la conservación del medio ambiente. El casto de Graña es un típico castro que domina una alta zona, y la Fervenza Das Brañas es un espectacular espacio donde un río se ramifica en mil pequeños brazos desde una altura considerable.