BOIRO ( LA CORUÑA )


Boiro está en el camino para convertirse en ciudad residencial. La confluencia de atractivos turísticos y su céntrica situación son las claves.

La carretera turística de Boiro empezó más tarde que la de los municipios vecinos. Si Rianxo conto siempre con el atractivo de la cultura que le dieron escritores como Castelao, Rafael Deiste o Manuel Antonio: A Pobra, con su fachada marítima y villa señorial que atraía y atrae a un ramillete de personalidades; y Ribeira, con las dunas de Corrubedo, el dolmen de Axeitos y exquisitas playas de mar abierto; el término de Boiro ofrecía  poco más que la playa de Barraña.

En contraposición con la aparente falta de un elemento diferenciador que hiciera a Boiro interesante para el turista, el crecimiento urbano fue atrayendo a innumerables forasteros que vieron en la villa el lugar ideal para comprar su segunda vivienda. Paralelamente a ese interés del forastero por adquirir inmuebles en esta población, fueron saliendo a la luz los detalles que poco a poco le están dando esa personalidad que necesitaba para formar parte de las opciones vacacionales.

Mientras el sector de la construcción se mantiene a plena actividad, y los empresarios confirman que la mayor parte de las ventas de pisos son para personas que residen fuera de Galicia, en sus 83 kilómetros cuadrados se encuentran atractivos que justifican el interés ajeno, más allá de la inversión con fines especulativos. En Boiro se puede practicar todo tipo de turismo. Para los amantes del sol y la playa, nada menos que diez kilómetros se reparten los tres arenales, que son: Barraña, bandera azul en 2003, Carragueiros, bandera azul en el 2004, y Mañons. A estos hay que añadir calas menores, pero también interesantes.

Dentro del apartado estrictamente natural, hay opciones para aquellos que escapan de las costas, siendo la sierra de Barbanza el mejor referente. Por sus montes se practican rutas de todo tipo, desde senderismo, que posibilita llegar a lugares alejados del mundanal ruido cuyo silencio sólo se rompe con las campanitas de los rebaños o los mugidos del ganado mostrenco; en todo terreno, bicicleta de montaña o moto de trial. Otra alternativa es la fluvial. El río Coroño, desde su nacimiento, así como otros cauces que bajan de la sierra cuentan con piscinas naturales de aguas frescas y cristalinas. Desde sus orillas se pueden practicar la pesca, aunque no son muy trucheros, pero cuentan con trechos en los que se puede hacer barranquismo y disfrutar de la subida a la montaña siguiendo su curso.

Boiro esta preparado para ser referencia turística de invierno y verano, puesto que su céntrica situación geográfica le permite estar cerca de todas las poblaciones en las que hay referencias interesantes para el visitante, como Santiago (42 kilómetros por carreteras de alta capacidad) y las villas de la zona (Rianxo, A Pobra, Noia y Ribeira). Es durante los meses de verano cuando viste sus mejores galas. En prácticamente ocho semanas se celebran fiestas por todos lados. Las más importantes son las principales, el primer fin de semana de julio; y la romería de San Ramón de Bealo, el 31 de agosto que ya es la primera celebración campestre del sur de la provincia. Boiro es también interesante para la juventud amante de la movida nocturna, de la fiesta hasta el amanecer. La marcha, diversión, convierten al núcleo boirense en la referencia de los chavales del sur de la provincia que se reparten cada fin de semana por los innumerables pubs y discotecas que hay en la villa. Para quienes temen los brotes de violencia que habitualmente se producen en este tipo de concentraciones, los datos que figuran en los archivos de las fuerzas de seguridad indican que hace meses que no se producen altercados dignos de mención, más allá de las típicas gamberradas.

En lo que se refiere a restauración, la oferta de locales no es proporcional a la condición de referencia turística que pretende el municipio, aunque hay establecimientos de todos los niveles en los que se ofrecen platos elaborados con los productos de la zona: pescados y mariscos de la ría, carnes de ternera gallega y tapas variadas. Otras alternativas de ocio que ganan adeptos cada temporada de verano en Boiro son la pesca marítima, que se efectúa desde embarcación o desde las plataformas mejilloneras, aunque esta actividad requiere una licencia que se  expide en la Consellería de Pesca; olas salidas de submarinismo, para las que hay empresas especializadas que incluso ofrecen cursos.

QUE COMER.- La cuna del mejillón está en Cabo de Cruz. La vianda boirense por excelencia es el mejillón. Buena parte de la población está relacionada con la población está relacionada con la producción de este molusco. Cabo de Cruz en la parroquia de O Castro, fue prácticamente la cuna del cultivo del bivalvo, lo que se rememora cada año con la celebración de una fiesta de exaltación, que por lo general tiene lugar el segundo domingo de julio. El mejillón es un producto generoso que se deja preparar de diferentes formas. En algunos establecimientos de restauración del municipio se ofrecen en la carta, pero son menos de los que se podría suponer. Preparado al vapor, sin más que una pota y fuego, es exquisito y muy popular.

QUE VER.- En Neixón se concentra parte de la historia. El Centro Arqueológico do Barbanza se encuentra en Neixón, parroquia de Cespón. En las instalaciones se pueden contemplar elementos sacados a la luz en las excavaciones realizadas en el castro que hay en las proximidades, así como innumerables objetos que ayudarán a entender la forma de vida de los antiguos pobladores. Una vez comprendida la idiosincrasia de los antepasados, es aconsejable recorrer los yacimientos a través de las tres rutas que hay señalizadas, en las que, paso a paso, se explican más detalles sobre los celtas. Este centro incorpora cada vez más vestigios que realzan su atractivo e interés histórico.

QUÉ RECORRER.- L a ruta del Castrelo de Vitres tiene de todo. Para el visitante al que le guste caminar, el mejor consejo es que se anime a cubrir la ruta que lleva al Castrelo de Vitres. No está señalizada y conserva un grado de abandono que la hace más atractiva. Para llegar a la cumbre, debe coger la carretera que lleva a Runs, en el cruce del vial provincial Boiro-Noia, a la altura de Xarmea. Seguirá camino hasta la aldea de Mosquete. Justo antes de llegar al pequeño núcleo, por un camino empedrado situado a la derecha, se inicia la escalada. La calzada romana le llevara a un valle. En el alto de la derecha aún se pueden ver restos de reja del castrelo. Muy cerca de allí podrá refrescarse en una poza del río.

La Voz de Galicia

X. Noal