LAS HURDES Y SIERRAS DE FRANCIA Y BÉJAR 1
Hablar de la comarca extremeña
de las Hurdes es como volver a revivir los años negros de aquella
España necesitada de ayuda y escondida en su ignorancia. El ingenio
critico de Don Miguel de Unamuno salió a relucir en cierta ocasión y
comentó que "las Hurdes tienen de antaño el prestigio de una
leyenda y cuantos a ellas van, dense o no clara cuenta de ello, es a corroborar
y aún exagerar la tal leyenda o a rectificarla". Han pasado muchos
años desde que el monarca La presente ruta recorre una de las zonas
naturales más tranquilas, apacibles y bellas del vértice formado por
las provincias de Ávila, Salamanca y Cáceres, ausente de protección
oficial, salvo la figura de Reserva Nacional de Caza de las Batuecas,
que controla el pequeño valle formado entre las Hurdes y la sierra de
Francia. El viaje se puede iniciar en tres importantes localidades:
Béjar, Plasencia y Ciudad Rodrigo, todas ellas a menos de una hora de
nuestro objetivo. Desde el punto de vista paisajístico, la opción más
atractiva es la ciudad salamantina de Béjar, enclavada en la sierra de
su mismo nombre, y rodeada de bellas localidades que pondrán el punto
final a la ruta. Muy cerca de Baños aparece a la izquierda
la desviación al encantador pueblecito de Hervás, uno de los que mejor
ha sabido conservar la herencia judía en España. Cuenta con una judería
que no fue la más importante de la región, pero ahora es la más
visitada por su estado de conservación, con casas de entramado de
madera, piedra, adobe y tejas cubriendo las paredes externas para evitar
la humedad. En Hervás conviene localizar el palacio de los Dávila y
entrar en el museo allí instalado. Se trata de una exposición de
esculturas de Pérez Comendador y pinturas de su mujer, Magdalena
Leroux. Muy interesante. De nuevo en la N-630 lo siguiente en atraer la
atención son los pueblos de Abadía y Granadilla, a la derecha de la
carretera. El primero recibe el nombre del monasterio cisterciense del
que sólo queda en pie la fachada; el segundo, es un pueblo La comarca cacereña configura un paisaje lleno de contrastes, con espacios frondosos y ricos en vegetación y zonas ásperas y agrestes, bañadas por los ríos Ladrillar, Hurdano, Los Ángeles y Esparabán. En Casar de Palomero alguien nos ensañará el santuario de la Santa Cruz y citará ese pasaje histórico y sangriento que tuvo lugar en Semana Santa de 1488, entre las comunidades cristianas y judías. Pinofranqueado, un poco más abajo del cruce, Caminomorisco y Cambroncino son tres pueblos que han crecido al pie de la carretera de Coria a Sequeros y eso les ha dado mucha vida y algo de prosperidad, que siempre es importante. En este último se encuentra la iglesia de Santa Catalina, llamada popularmente de Las Lagrimas, uno de los pocos monumentos de la comarca, que fue visitada por Alfonso XIII en aquel memorable viaje. Cerca de Vegas de Coria, junto al puente que salva las aguas del Hurdano, hay que girar a la izquierda y remontar la corriente del río hasta su nacimiento. La amplia y buena carretera, en las infraestructuras y vías de comunicación es donde más se nota la mano de la administración en su política de preocupación por la comarca, nos sitúa en 10 minutos en Nuñomoral, enclavado en un bello y fértil valle. Después aparecen desparramados a lo largo de la carretera el resto de los pueblos y alquerías hurdanos, como El Cerezal, Martilandrán, El Gasco, a todos ellos se accede por un ramal de camino que parte de Nuñomoral, y Casares de las Hurdes. Los paisajes aparecen recortados por la mano del hombre que ha sabido ganarle terreno al monte a base de terrazas donde cosecha lo justo para mantener sus necesidades. Las Alquerías o aldeas, son 40 y pertenecen a 5 municipios ( Ladrillar, Casares, Nuñomoral, Caminomorisco y Pinofranqueado), parecen agarradas a la loma de los montes. Otra de las características de Las Hurdes son sus innumerables colmenas, viejas y nuevas, que salpican el entretenido camino hasta pasado Casares de las Hurdes y Robledo, la población más elevada de la comarca, justo desde el límite de ambas comunidades, Extremadura y Castilla y León, se ve lo mejor de lo mejor de esta tierra. Una vez alcanzada la cima, el viaje abandona la carretera principal, a ciudad Rodrigo, y continua a la derecha por un camino rural que repasa el sector norte de la comarca. La pista, completamente asfaltada, atraviesa un extenso bosque de pino y ofrece la posibilidad de ver uno de los paisajes más encantadores de la ruta Aunque parezca demasiado reducido el límite de velocidad, 20 kilómetros por hora, respételo al máximo. Las siguientes casas en aparecer en el camino son las de Riomalo de Arriba, final de la pista y uno de los núcleos más escondidos de las Hurdes. Luego van asomándose a la carretera los pueblos y alquerías que faltan, como Ladrillar, Cabezo y Las Mestas. Una observación, durante los meses de más lluvia son habituales los desprendimientos de las rocas pizarrosas de las paredes. Los responsables de vías públicas deberían señalizar estas incidencias mediante placas de peligro. AUTOR: JAVIER LERALTA |