BARCELONA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS  2


La Barcelona Novecentista

A principios del siglo XX, mientras el ensanche de Cerdà avanzaba de manera inexacta, Barcelona fue convirtiéndose en una capital de la vanguardia cultural, donde se experimentaban los nuevos avances científicos y técnicos en todos los ámbitos de la vida ciudadana. Una nueva generación de industriales y políticos ponían en marcha ambiciosos planes urbanísticos e industriales para convertir Barcelona en una metrópolis moderna, a la que llamaban la "grosse" Barcelona, aquella que en el año 1900 tenía un 40% de la población analfabeta y en el año 1920 un 18%. Iniciativas como la escolarización y la formación profesional, la atención a las nuevas necesidades del mercado o a los problemas de la vivienda fueron cuajando en la nueva ciudad, que construía los primeros trenes metropolitanos, electrificaba el tranvía, el alumbrado y los ascensores, y que daba los primeros pasos para convertirse en una ciudad rápida y vital, donde los medios de comunicación y el consumo masivo empezaban a reinar.

Era la Barcelona que fundó el Barça y el Espanyol, que urbanizó Montjuïc y el Tibidabo, y que se expandió hacia el este. Era la Barcelona de La ben plantada de Eugeni d'Ors.

Las barricadas y la quema de conventos de la Semana Trágica, el pistolerismo de los años veinte, la Segunda República, la Revolución y las bombas de la guerra dieron paso, en 1939, a una ciudad vencida, sin pulso ni memoria, que debería afrontar una larga posguerra.

La Barcelona Gris

Con el fin de la Guerra Civil española de 1936 Barcelona sufrió una fuerte ruptura con su pasado más inmediato, representado por las ambiciones y las ilusiones que habían rodeado a la República de 1931.

La vida cotidiana de la ciudad prosiguió durante los primeros años de la posguerra en los racionamientos y el estraperlo, y entre los cines populares y las fiestas de calle, para llenar los largos años de penurias y represión de la nueva dictadura.

Durante la década de los años cincuenta, la Barcelona rodeada de barracas y barrios periféricos vio cómo la diversificación industrial ponía en marcha complejos como ENASA -que sucedía a la antigua Hispano Suiza- o la SEAT, y cómo los Seiscientos o la televisión empezaban a invadir calles y hogares, respectivamente, mientras los grandes acontecimientos de la década quedaban sintetizados en la huelga de tranvías de 1951 en el Congreso Eucarístico del año siguiente.

A pesar de todo, la ciudad se extendía para definir un área metropolitana que abrazaba Barcelona y 26 municipios vecinos. Una metrópolis con un centro que se degradaba, unos barrios residenciales y comerciales, y una periferia creciente que daba paso a grandes polígonos como Bellvitge, Sant Idelfons, La Guineueta, El Bon Pastor o Les Cases del Congrés. Era la Barcelona que empezaba a protestar y que iba engullendo las nuevas olas de inmigrantes de manera caótica y monumental.

La Barcelona Olímpica

"Barcelona supo organizar unos grandes Juegos Olímpicos y se dio a conocer como ciudad acogedora y abierta. El espíritu de este gran acontecimiento deportivo enlaza a la perfección con la tradición cálida y hospitalaria de esta ciudad mediterránea."

Palabras del entonces alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, uno de los principales protagonistas y artífices de este acontecimiento histórico que significó una profunda renovación de la ciudad y del cual todos los ciudadanos y ciudadanas de Barcelona guardaremos siempre un grato y emocionado recuerdo.


La proclamación de la ciudad de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992

El origen de la candidatura de los XXV Juegos Olímpicos de la era moderna, celebrados en Barcelona, tuvo lugar en Enero de 1981, con el anuncio hecho por el alcalde de la ciudad Narcís Serra, al presidente del Comité Olímpico Internacional, Joan Antoni Samaranch.

Barcelona obtuvo la nominación el 17 de octubre de 1986, en la sesión plenaria del COI celebrada en la ciudad Suiza de Lausanne.


 Ese mismo día gran número de ciudadanos se concentraron espontáneamente en la plaza Catalunya para conocer el nombre de la ciudad que había de ser designada sede de los Juegos Olímpicos de 1992. La pantalla gigante que retransmitía la ceremonia de proclamación de la ciudad de Barcelona como sede de estos juegos fue la gran protagonista de este momento histórico.

La Barcelona 2000

Barcelona del 2000, ciudad heredera de los Juegos del 92, ciudad transformada para recibir dignamente este acontecimiento internacional, en la cual el esfuerzo realizado por llevar a cabo esta transformación ha permitido superar limitaciones existentes de épocas anteriores y ha significado la obtención de mejoras cuantitativas y cualitativas en sus servicios y en su entorno.

La Barcelona que ahora podemos ver y de la cual podemos disfrutar es una nueva Barcelona, mediterránea según su tradición, que vive de cara al mar y es totalmente abierta a otras culturas y pueblos, que da y recibe, que se hace rica y enriquece.

Pero la Barcelona del 2000, en su transformación, no ha perdido el enlace con su historia en la que muchos siglos de diversidades culturales han sido la base firme para que las innovaciones de la modernidad dieran luz a una ciudad irrepetible y con personalidad propia.

La Barcelona del 2000 es una capital europea con energía cultural y de progreso, capaz de reunir en su vida cotidiana, y al mismo tiempo, todas las facetas imaginables de las más diversas actividades, que son el potencial que la ha hecho llegar hasta el presente y que la impulsa sin pausa hacia el futuro.