OTROS MONUMENTOS DE TEMBLEQUE (TOLEDO) 1


CASA PALACIO DE LAS TORRES

La Casa de las Torres como vulgarmente se denomina al palacio de los Fernández-Alejo, es lugar obligado para toda clase de excursionistas. La grandiosidad de su arquitectura, así como el ser uno de los últimos edificios barrocos construidos en España, acrecienta su importancia.

La construcción del palacio fue idea personal de don Antonio Fernández-Alejo, uno de los miembros de esta ilustre familia de Tembleque, que quiso así materializar parte de la gran fortuna hecha en América. A su vuelta, hizo levantar esta insigne obra con maderas importadas y toda clase de materiales nobles, dejando impronta de su familia en el escudo de armas que aparece flanqueado por sendas carabelas, y que sirve de coronamiento para la calle central. De planta cuadrada y alzado en tres pisos, su fachada aparece enmarcada por dos torres, cuya silueta anticipa el edificio desde lejos. Fábrica de mampuesto con sillares de esquina, presenta los muros decorados con varios rectos y de medio punto, de molduración sencilla, protegidos por rejas y barandillas de buena forja.

La máxima ornamentación se concentra en la fachada principal labrada en piedra, así mismo de tres cuerpos correspondientes a los pisos. Llaman la atención en el segundo de ellos los frontones curvos que rematan los vanos, así como el balcón presidencial, cuya rejería de línea ondulante, imprime la nota de mayor movimiento a la fachada. No existe rivalidad entre exterior e interior en este palacio, pues posee muchas y bellísimas habitaciones y estancias, de entre las cuales, el patio, de sabor renacentista, se lleva las mayores alabanzas.

La fecha de construcción, 1753, figura en la fachada, y sirve para dejar constancia del retraso con que llegó a nuestro país la depuración neoclásica. Después de realizar Bellas Artes su consolidación y restauración general de estructura y techumbres se procedió a la restauración total de los paramentos exteriores, quedando el Palacio de las Torres con toda la belleza y equilibrio que ostentaba. En la actualidad es propiedad del Ayuntamiento y se pretende restaurar en su totalidad para que este Palacio sea de utilidad para el pueblo de Tembleque.

ERMITA DEL CRISTO DEL VALLE

A quince kilómetros al suroeste del pueblo se encuentra el Santísimo Cristo de la Palma, más conocido como Cristo del Valle. Su planta es una cruz y sus materiales mampostería y ladrillos. Tiene una ostentosa portada de piedra berroqueña de dos cuerpos sobrepuestos con un hermoso escudo nobiliario, labrado en piedra caliza y en lo alto de ella, tallada, está la Cruz de San Juan. Bajo su escudo aparece una inscripción que data del año 1698.

El herraje de las puertas de entrada es muy notable y de un trabajo exquisito, de la época del edificio. Lindo es el santuario en su interior, del más puro estilo barroco. Sus pilastras y salientes entablamentos y sus cuatro bóvedas de medio cañón, todo ello perteneciente al siglo XVII. Se halla esta ermita en un  apacible valle, en medio de una gran pradera, que dista unos quinientos metros del río Algodor. Es curiosa la tradición que se cuenta acerca del origen del santuario, y que pasa de boca en boca, de padres a hijos. Hay otra que se basa en tratados históricos. La primera dice así: a quince kilómetros de la villa de Tembleque, se venera al Santísimo Cristo bajo el titulo de la Palma y Santiago, el cual fue pintado, según se dice, el 25 de junio de 1688, por dos peregrinos que dijeron llamarse Juan Bautista y Manuel Terrín, quienes llegando a dicho sitio se hospedaron en la quintería que en él tenía Juan Montoro, y en agradecimiento le dijeron si gustaba que le pintasen un Santísimo Cristo, y respondiendo que sí, lo pusieron en obra y con un pincel de un tosco carbón y de cinco distintos colores de ingredientes que consigo traían, amasándolos con saliva, grabaron en el tosco lienzo de la pared la imagen del Santísimo Cristo Crucificado, la que, desde el mismo instante, empezó a hacer portentos, pues pidiendo los peregrinos aceite para alumbrar a S.M., respondió el labrador que se le había acabado hacia tres días, e instándole a que registrase las vasijas, encontraron aceite suficiente para alumbrar por veinticuatro horas.

En cuanto a la iglesia y su portada están finalmente labradas y son de los mejor que en estilo barroco hay en la provincia de Toledo. En este hermoso paraje se celebran dos romerías en el año: una el segundo domingo de mayo, y la otra, el último domingo de septiembre.

CASA DE POSTAS

En la antigua carretera de Madrid-Cádiz, frente al cuartel de la Guardia Civil, se encuentra situado este enorme caserón conocido como casa de Postas o Parador de Afuera. Es un edificio de planta rectangular de 60 X 40 metros cuadrados, estructurado en tres cuerpos y dos pisos. El cuerpo central, de mayor altura, está integrado en un portalón, un  amplio zaguán, el arranque de las escaleras para acceso al piso superior, y un espacio posterior. En los cuerpos laterales se sitúan viviendas en la parte delantera y cuadras en la trasera, separadas ambas mediante pequeños patios. Desde el punto de vista estructural es un edificio de interés tanto por la gran claridad compositiva que presenta como por su amplitud espacial. Estéticamente resultan de extrema sobriedad interior y exteriores; aquél organizado a base de grandes pilares y arcos de medio punto y carpaneles, que generan distintos tipos de abovedamiento, y estos carentes de cualquier tipo de entorno.

En la fachada principal destaca el portalón de entrada, de gran simplicidad constructiva, pues se trata de la prolongación de un arco escarzado abovedado en roscas y jambas, y múltiples ventanas de traza recta cerrada mediante rejería. Los laterales presentan un absoluto dominio del muro sobre el vano, y en la parte posterior sólo se distingue otro ingreso, a manera de gran arcada, hoy inhabilitado. Funcionalmente esta típica casona manchega ha sufrido una evolución; la misma nomenclatura "Casa de Postas" nos habla de un conjunto de caballerías apostadas en los caminos para el servicio de los correos y otras personas. Este sería su primitivo uso. Posteriormente se acondicionó como cuartel de la Guardia Civil. También ha servido como viviendas, en régimen de alquiler, de algunas personas que la habitaban esporádicamente, puesto que se trataba de primeras viviendas. Por último fue habilitada por la Escuela Taller, quedando la parte de abajo para talleres de las posteriores Escuelas Taller. También ha servido para reunión de las distintas asociaciones existentes en la localidad.