RUTA POR LA JARA TOLEDANA  2


Repuestos los ánimos y las fuerzas con un plato de cabrito, cochinillo o mollejas, acompañados de un buen vino de pitarra, viandas típicas de La Nava, rematamos nuestro recorrido por la comarca tomando la carretera CM-4171 hacia Buenasbodas para desviarnos a las 7 kilómetros hacia Robledo del Mazo. Robledo es la localidad principal que extiende su término municipal por las pedanias de Las Hunfrías, Navaltoril, Robledillo y Piedraescrita. La carretera es el medio más cómodo de conocer estos acogedores pueblecitos, situados en plena Jara Alta. Unos kilómetros antes de llegar a Robledo, podemos disfrutar de una de las panorámicas más atractivas de la ruta sobre el valle del río Gébalo. Desde este privilegiado lugar obtendremos una certera visión de la organización del paisaje jareño, presidido siempre por la amplitud de los montes tapizados por una densa vegetación mediterránea, refugio de corzos, venados y jabalies, objetivos de una intensa actividad cinegética en época de montería. Las pedrizas se mezclan con pequeños huertos familiares, prados, pinares y rodales de castaños y olivos que trepan hasta media ladera para compartir el espacio con jaras y encinas.

El arroyo del Endrino nos recibe en Robledo rodeado de álamos y pizarras, formación geológica muy característica de la comarca. Estas pizarras emergen en algunos puntos de forma brusca y punzante, son las formaciones conocidas como " dientes de perro". Desde el pueblo cualquier lugareño nos podrá indicar el camino para visitar la cascada conocida como " Cola de Caballo" sobre el río Gébalo. En dirección a las Hunfrías aparecen viñedos rodeados de las típicas paredes de piedra, delimitando los terrenos, mucho más respetuosas con el entorno y la fauna que las artificiales de alambre y metal que poco a poco están invadiendo la naturaleza. El paisaje vegetal lo forman encinas, retamas, alcornoques y pinos y en las inmediaciones de la población surgen álamos y fresnos que proliferan en la ribera de los arroyuelos que acabaran desembocando en el Gébalo. Un buen lugar para descansar es el área recreativa La Pradera, acondicionada en la carretera que se dirige hacia Navaltoril. Tras la obligada parada en este punto, retomamos la carretera para detenernos de nuevo en el río Gébalo y dar un paseo por sus orillas donde encontraremos fresnos, majuelos, tomillos, brezos, juncos, cantuesos y zarzamoras y una buena representación de aves ribereñas, como lavanderas y martines pescadores. Acompañan el curso del río infinidad de cantos rodados de diferentes tamaños.

Más adelante nos desviamos en el cruce hacia la izquierda para llegar hasta Robledillo. Quizá se trate del itinerario donde la vegetación mediterránea nos muestre su cara más exuberante de todo el recorrido. La carretera es sinuosa y estrecha, por lo que debemos circular con precaución. A medida que nos acercamos al pueblo, dejamos a nuestra izquierda las fuertes pendientes del monte cuyo punto culminante, El Frontón, se sitúa a 1.167 metros. Las jaras amenazan la carretera en algunos tramos como queriendo apoderarse de ella, y las encinas y los alcornoques creciendo de forma apretada son los señores del entorno. Los forasteros castaños con sus flores amarillas ponen una nota de color en el mar verde inacabable. En la población de Robledillo los huertos familiares, alguna chumbera y los frutales dispersos se apoderan del entorno de este encantador pueblecito perdido en esta parte de La Jara. El paisaje aparece fuertemente cerrado hacia el pico El Robledillo con 1190 metros. La densa vegetación mediterránea, las pedrizas decorando las amplias laderas en sus zonas altas y el vuelo de buitres y grandes rapaces nos acompañan en el recorrido.

Retomando nuevamente la carretera, volvemos al cruce para dirigirnos hacia Navaltoril, localidad situada a 3,5 kilómetros del cruce. Antes de llegar y a la derecha de la carretera, podemos admirar un puentecillo de bella factura sobre el Gébalo, extraordinariamente integrado en el entorno. Ya en dirección a Piedraescrita, punto final de nuestro recorrido, comprobamos como la carretera se ensancha, lo que hace más cómodo este último recorrido, internándonos en un pinar repoblado de pino resinero, usurpando el suelo a encinas, robles y castaños. Ya en esta localidad llegamos hasta el final de la carretera y nos dirigimos por una calle cementada hacia el albergue de la Diputación Provincial. En ésta zona podemos dejar el automóvil para rematar nuestra ruta por La Jara con un bello itinerario de senderismo y pretechándonos con algo de alimento y agua por una pista forestal que escasamente en un kilómetro nos sitúa en el encajado cauce del arroyo del Linchero.

Se trata de un recorrido muy atractivo donde disfrutamos de un paisaje singular que merece la pena realizar. En este punto, la senda aparece y desaparece en algunos tramos, pero la referencia es el curso del arroyo. Una vegetación rica y variada con robles, arces, rosales silvestres, fresnos, quejigos, encinas, etc... hará que el recorrido sea extremadamente agradable. A medida que nos internamos arroyo arriba, el cauce se encaja en un valle que el agua y los siglos han sabido labrar de forma espectacular. De regreso, paseando por las calles de esta hermosa y sencilla población íntimamente ligada al agreste paisaje de su entorno podemos concluir nuestro recorrido por el corazón de la comarca de La Jara.