SIERRA DE ALCUDIA Y MADRONA Y CAMPO DE CALATRAVA


De vuelta al camino original, habrá que parar en La Bienvenida, donde se encuentran los restos de la ciudad romana de Sisapo, también se la disputan las localidades de Almadén y Chillón, ubicada en la cima del volcán Los Castillejos, que es uno de los mejores sitios para contemplar el valle. Dos breves apuntes históricos son necesarios para entender la importancia que ha tenido la zona en la historia de este país. Lo que se ve desde cualquier punto de la carretera fue propiedad de la orden militar de Calatrava, una vez reconquistadas estas tierras por Fernando III, pasando a convertirse poco después en la gran dehesa nacional para los pastores castellanos durante las épocas de frío; esta costumbre ha dejado todavía huellas en forma de cañadas, de 75 m. de ancho, cordeles, veredas, ventas y posadas, Miguel de Cervantes habló de alguna de ellas en sus novelas, que eran refugio de todo tipo de gentes: trajinantes, arrieros, bandoleros y pastores. A finales del siglo XVIII, Carlos IV cedió a su lugarteniente, Manuel Godoy, estas posesiones tomando el titulo de duque de Alcudia. Tras repasar todo el valle de Alcudia, la carretera se integra en la N-502 y sube hasta Almadén, "la mina" en el idioma de sus creadores, los árabes. Sus minas de azogue, mercurio, de la palabra az-záuq, fueron citadas en tiempos de Plinio, Vitribio y San Isidoro.

Y ha sido precisamente esta riqueza minera la que ha escrito el pasado de la villa. Prueba de ello son sus principales monumentos, la mayoría de carácter industrial, como la puerta de Carlos IV, el Real Hospital de Mineros de San Rafael, el horno de destilación Bustamante, a las afueras, en el Cerco de Buitrones, la fachada de la escuela de Ingeniería Técnica Minera y el castillete del pozo de San Aquilino, sin olvidar la plaza de toros, hexagonal, dividida en la actualidad en viviendas particulares y la segunda más vieja de la provincia, tras la de Las Virtudes, en Santa Cruz de Mudela, por donde pasaremos al final del viaje. El pueblo recuerda su riqueza subterránea en las fiestas de la Virgen de la Mina, el 8 de septiembre. En Almadenejos, a 13 kilómetros por la C-424, también se nota la huella minera, donde conviene detenerse en el baritel de la mina de la Concepción, un edificio circular por dentro y poligonal por fuera, que servia de acceso al yacimiento. Interesante construcción para conocer algo más de esta industria. Hasta el cruce de Navacerrada, a 8 kilómetros de Abenójar, la carretera comarcal recorre uno de los sectores más suaves de Alcudia, regado por los ríos Quejigares, Fresnedillas, Valdeazogues, aquí aparece de nuevo la presencia etimológica de la palabra azogue o mercurio, y Tirteafuera. Por la carretera local que pasa por las aldeas de Navacerrada y Tirteafuera, con interesante templo de Santa Catalina, se llega a los campos industriales de Puertollano. Antes hay que hay que parar en la villa de Almodóvar del Campo, el tercer término más extenso del país, más de 1200000 kilómetros cuadrados, para conocer las excelencias monumentales. Habrá que empezar por la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, con bello artesonado mudéjar, y seguir por el edificio del Archivo Municipal, antigua ermita de la Trinidad, y paseo por el pueblo. Desde la ermita de Santa Brígida, a las afueras, se divisa una buena panorámica de la localidad.

A tan sólo 7 kilómetros queda Puertollano, segunda localidad de Ciudad Real, con restos de arquitectura industrial por todos los rincones. Desde 1965 funciona en la localidad un complejo petroquímico que ha dado riqueza y fealdad a la ciudad, de la que se salva la iglesia de la Asunción, gótica y renacentista a la vez, declarada monumento de interés cultural, y la fuente de Agua Agria. Las afueras están dominadas por las torres mineras de La Extranjera, Elorza y San Esteban, por la enorme chimenea de Sevillana de Electricidad y por el monumento al minero del artista José Noja. En Puertollano podrá encontrar todos los servicios que necesite para el resto del viaje. El último sector de la ruta une esta localidad con La Calzada de Calatrava a través de la sierra homónima, dominada por la enorme mole del castillo-convento de Calatrava la Nueva. Para llegar hasta él hay que tomar la carretera local que pasa por Villanueva de San Carlos, La Alameda y Belvis. A los 9,5 kilómetros de esta última aparecen dos cerros dominados por sendas fortalezas, a la derecha se encuentran los restos del castillo de Salvatierra, justo enfrente, al otro lado de la carretera, se alza el castillo-convento de Calatrava la Nueva, monumento nacional desde 1931, cuartel general de la orden militar desde el siglo XIII. Todavía mantiene las murallas, los Arcos, dos plazas de armas, la torre del homenaje y el convento, con detalles mudéjares, góticos y renacentistas, restaurado en 1980 por el arquitecto Miguel Fisac. Desde lo alto se ve la mejor panorámica del Campo de Calatrava.

Una vez en la Calzada, la fortaleza pertenece al término de Aldea del Rey, a 6 kilómetros de esta localidad, la ruta ofrece la posibilidad de dos finales. El primero es continuar hasta Santa Cruz de Mudela, al lado de la N-4, con interesante patrimonio artístico del que destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, gótica del siglo XVI, el convento de las Concepcionistas, la plaza de toros, cuadrada, una de las más antiguas de España, data del siglo XVII, y el santuario que hay junto al recinto enclavado en la pedania de Las Virtudes, al otro lado de la carretera nacional en sentido Almuradiel. El otro final puede situarse en la histórica localidad de Almagro, a 23 kilómetros de La Calzada y en el parque nacional de las Tablas de Daimiel, cada vez más seco, por desgracia, a media hora de viaje. Se prefiere esta última posibilidad intente acercarse al puente romano de Publio Baevio, salva las aguas del río Jabalón, a la ermita de la Virgen de Oreto y Zuqueca, cerca del puente, y al yacimiento de la Encantada, próximo a Almagro.

AUTOR: JAVIER LERALTA