VALLES PASIEGOS


La comarca pasiega es, sin duda, la zona con más acusada personalidad de Cantabria, persistiendo en ella formas de vida tradicionales de gran interés etnográfico. Su aislamiento geográfico, propiciado por un relieve sumamente agreste de verdes paisajes y, apartado de las principales vías de comunicación, su clima extremadamente húmedo 8el más lluvioso de Cantabria), así como su dedicación a la ganadería motivaron a lo largo de la historia, la practica de una original forma de trashumancia: la muda. Consiste esta en el traslado de cabaña en cabaña, de la familia y sus enseres, en busca de los mejores pastos para el ganado.

Multitud de estas cabañas, con sus tejados de piedras (lastras), salpican laderas y montes, otorgando una nota característica al paisaje. El foco de la comarca pasiega lo constituyen tres villas: Vega de Pas, San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera.

Las dos primeras se sitúan en el valle del Pas, que recorre el río del mismo nombre, en tanto que la tercera, está en el vecino valle del Miera. No obstante, muchos de los municipios colindantes, como Luena, Ruesga, Soba... también participan de la vida y las costumbres pasiegas.

La calidad de su producción láctea, derivada a la elaboración, entre otros, de una exquisita mantequilla artesanal, son la base de los sobaos y quesadas pasiegos, dulces de deliciosa textura y sabor. Partiremos de Solares (manantial de agua mineral), en la N-634, para llegar a Pámanes, cuyo palacio barroco de Elsedo del siglo XVII, alberga un interesante museo de arte contemporáneo.

Remontando el curso del río Miera llegaremos a Liérganes, asentada a los pies de dos pequeñas montañas denominadas "las tetas", concentra una valiosa arquitectura clasicista de los siglos XVII y XVIII. Esta localidad goza de merecida fama por sus sacristanes (dulce de hojaldre) y por mantener viva la leyenda del "Hombre pez", que según cuentan se tiro al río Miera y apareció balbuceando palabras en Cádiz. Innegable es también la dualidad de Liéganes y su decimonónico balneario. siguiendo el curso del Miera accederemos a San Roque de Riomiera, rodeado de espectaculares paisajes, en los que en invierno es fácil encontrar nieve. Cruzando el valle accederemos a Selaya, donde se levanta el santuario de la virgen de Valvanuz, de gran devoción entre los pasiegos.

A un kilómetro llegaremos a Villacarriedo, donde se erige el fastuoso palacio de Soñanes, del siglo XVIII, joya del barroco cantabro. Retrocederemos de nuevo a Selaya, para llegar por el serpenteante y siempre verde puerto de la Braguia, a Vega de Pas, un original conjunto rural en el que se ubica un museo de carácter etnográfico, y cuya economía gira en torno a la fabricación de sobaos y quesadas. Más al sur, cerca ya de la provincia de Burgos, se encuentra la última de las villas pasiegas. San Pedro del Romeral, un encantador núcleo, rodeado de verdes parajes entre montañas.