RUTA DEL VALLE DEL PAS 2


En lo alto se encuentra la estación de esquí de Lunada, con todo tipo de servicios. Por aquí pasaba la vía romana que conectaba la meseta castellana y la cornisa cantábrica. Si tiene la fortuna de subir en un día claro y cristalino podrá ver la bahía de Santander. Los entendidos de por aquí recomiendan una excursión a pie por el Picón del Fraile ( 1623 m.), que aparece a nuestra derecha, Bustalveinte y Fuente del Asón. Échele unas cuantas horas al paseo. Después, a la bajada, se pasa por La Concha, San Roque de Riomiera, recuerde sus setas y truchas, Ajanedo, Miera, en un desvío, con un bonito hayedo, llamado de Valdicio, Mirones, Rubalcaba, con su popular cruz de rinconera y bello escudo labrado, La Vega y por fin, Liérganes. Su casco antiguo fue declarado en 1978 conjunto histórico-artístico y ello es un buen reclamo para los interesados en el arte. Dispone, además, de baños de aguas medicinales, indicadas para los catarros crónicos y problemas pulmonares. Pida que le cuenten en el pueblo la leyenda del hombre-pez, la historia de un vecino que fue capaz de nadar de Cantabria a Cádiz, allá por el siglo XVII, de la que se hace eco el padre Feijóo.

Tras abandonar esta villa se toma contacto con la N-634 en Pámanes y continuaremos por ella hasta Vargas, circulamos en sentido Torrelavega, donde confluye otra nacional, la 623 (Burgos-Santander). Antes se pasa de nuevo por Sarón, punto de inicio del viaje y desvío obligado y recomendado, si se pretende ver el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, una especie de safari o zoológico instalado en una de las zonas mineras más emblemáticas de la región, sierra Cabarga. De la abundancia de su mineral de hierro ya se dieron cuenta los romanos durante los siglos I al IV y después sus entrañas fueron explotadas hasta finales de la década pasada. Total, dos milenios, ofreciendo el paisaje se ha convertido en un gran centro medioambiental que intenta embellecer la fealdad que tanta industria y explotación metalúrgica han causado en el espacio. El acceso hay que hacerlo a la fuerza por el pueblecito de Obregón y la salida se puede realizar por las localidades de Sobarzo y Cabárceno. En Castañeda, a 3 kilómetros del cruce anterior, nacionales 634 y 623, se encuentra la colegiata románica de Santa Cruz, que junto a las de Santa Juliana de Santillana del Mar y San Martín de Elines, forman el triunvirato del mejor románico cántabro. En Vargas aún se recuerda aquel episodio que tuvo lugar el 2 de noviembre de 1833 en el que las tropas isabelinas rechazaron el ataque de las fuerzas carlistas, impidiendo la incursión por la montaña.

En Puente Viesgo, a 2 kilómetros, será difícil ver el sol, no sólo por la inestabilidad atmosférica que acompaña tradicionalmente la zona, brumas, nieblas matinales, tormentas, sino por que la riqueza del pueblo se encuentra en el subsuelo, bajo el Pico del Castillo. Hasta cuatro cuevas con pinturas rupestres se pueden visitar en la misma zona: El Castillo, descubierta en 1903 y la más famosa de todas al encontrarse en ella, por primera vez en Europa, una secuencia clara de la evolución de un asentamiento humano, desde el Paleolítico Inferior hasta el Magdaleniense; algunas pinturas tienen una diferencia de 6000 años. La Pasiega, de 1911, con representaciones de ciervos, bisontes, caballos, cabras y bóvidos; Las Monedas, descubierta en 1952, bautizada por las monedas de los Reyes Católicos allí encontradas, con espectaculares formaciones geológicas y pinturas de caballos, renos, cabras, bisontes y ciervos y por último, la cueva de Las Chimeneas, la más moderna, de 1953, con pinturas naturalistas y abstractas. En el Soto, con bello santuario, nos espera un nuevo desvío, se gira a la izquierda hacia Villasevil y enseguida aparece la iglesia románica en la que se casaron el príncipe don Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos y la princesa Margarita. Tuvo lugar la ceremonia en 1497. A la altura de Santiurde de Toranzo, se regresa de nuevo a la N-623, se pueden visitar varios lugares de gran interés, como San Vicente de Toranzo, con casonas, palacios y torres; el museo del paisajista de la tierra, Riancho, en Ontaneda, y el conjunto Histórico-Artístico de Alceda.

Arte y naturaleza se dan la mano en este último tramo de la ruta, a orillas del Pas. Continuando paralelos al curso del río llegamos a Entrambasmestas, desde donde sale una carretera local a Vega de Pas. Por allí nos vamos hasta otro cruce, el de San Pedro del Romeral, que también va a parar al puerto de la Magdalena. Dicen que esta parte del valle es la más autentica del Pas, famosa por sus derivados lácteos, no en vano aquí se instaló la segunda empresa quesera del país después de la de Reinosa, también en Santander. De la importancia de esta industria da cuenta esta letrilla, cantada hace años por el lugar:

¿Que quieres que te traiga

si voy a Pas?

¡Tráeme queso y manteca

y deja allá lo demás!

Desde el puerto de la Magdalena ( 905 m.), limite natural de Cantabria y Castilla, el panorama es espléndido. La carretera entra y sale varias veces de ambas comunidades y finaliza en otro alto, en el del Escudo ( 1011 m.), uno de los puertos más duros de la península. Bonito lugar para terminar la ruta pasiega. Las nacionales 232 (Vinaroz-Santander) y 623 (Burgos-Santander) nos devuelven a casa.