TERUEL ES....  ENAMORARTE

La ciudad de Teruel ocupa totalmente una aislada meseta, bastante elevada y delimitada por laderas relativamente escarpadas, a la cual se asciende por pronunciadas rampas, hoy carreteras, y puentes de los últimos tiempos, sin faltar al celebre Acueducto de los Arcos del siglo XVI. Bordeada por el río Turia, deja ver por cualquiera de sus frentes un paisaje acorde con su personalidad, variada y peculiar. Aun cuando los orígenes del poblamiento de las vegas turolenses se remontan a época prerromana, las primeras referencias a Teruel se encuentran en las crónicas musulmanas de época califal, cuya denominación en aquel momento era "Tirwal". La fundación de la ciudad fue en el verano de 1171, con el fin de organizar las fronteras en torno al reino de Aragón. Desde su fundación convivieron de forma pacifica mudéjares y cristianos, bajo el amparo del Fuero de Teruel. Prueba de ello, han llegado a nuestros días las manifestaciones más bellas del arte mudéjar, reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.  Pero hasta 1347 Teruel no recibirá el titulo de ciudad de manos del rey Pedro IV, época en la cual vivirá su mayor apogeo y su época de florecimiento económico más importante. También los siglos XVII y XVIII dejaron una profunda huella en Teruel. A las importantes remodelaciones urbanísticas, le acompaña la renovación en todos los edificios religiosos y la construcción de numerosos palacios. Un hito que marcará el inicio de este periodo será la expulsión de los moriscos en el año 1610. La arquitectura modernista dispersa por todos los rincones de la ciudad, va a marcar de una forma muy especial la fisonomía que nos acerca hasta el Teruel de hoy. Todas estas manifestaciones históricas y la situación geográfica en que se encuentra enclavada van a delimitar el casco antiguo, que será el corazón de la vida de la ciudad en nuestros días.

El 28 de noviembre de 1986 la arquitectura mudéjar de la ciudad de Teruel fue inscrita por la UNESCO en la lista del Patrimonio mundial. Esta inscripción confirma el valor excepcional y universal de un sitio cultural y natural que debe de ser protegido para el beneficio del conjunto de la humanidad. En la singularidad del mudéjar de Teruel confluyen dos tradiciones artísticas muy bien diferenciadas, que terminan por integrarse en una sola, logrando de este modo su fuerte e indiscutible personalidad. Una, es la tradición islámica aragonesa y la otra, la influencia que llegará del mundo almohade y de otros focos mudéjares del resto del territorio peninsular. Un rasgo original de las torres mudéjares medievales de Teruel es su ubicación sobre la red vial que las atraviesa.

Torre de la Catedral.- Torre-campanario que comenzó a construirse en 1257-1258, está decorada con frisos de arcos de medio punto entrecruzados y franjas de esquinillas con fustes cerámicos. La cerámica aplicada incluye así mismo, platos y azulejos vidriados en verde y morado.

Torre de San Pedro.- Realizada posiblemente en la segunda mitad del siglo XIII, es la torre de datación más incierta. Su modelo sigue la misma estructura e igual decoración, aunque más sencilla que la torre cristiana de la catedral.

Torre de San Martín.- Esta torre se construyó entre 1315 y 1316 y presenta grandes similitudes con la de El Salvador, tanto en su decoración cerámica como en su estructura de alminar almohade. El contrafuerte de sillería adosado a la torre es un añadido del siglo XVI.

Torre de El Salvador.- Su construcción se fecha en la segunda o tercera década del siglo XIV y posee abundantes elementos decorativos cerámicos en blanco y verde. La estructura interna de esta torre es similar a la de San Martín: se trata de dos torres, una envolviendo a la otra, mediando entre ambas las escaleras de acceso al campanario.

Iglesia de San Pedro.- Construida a lo largo del siglo XIV, su planta es de una sola nave con capillas laterales habiendo recibido una profunda reforma interior en 1910. Su ábside poligonal se encuentra decorado exteriormente con paños de arcos mixtilíneos entrecruzados, frisos de cerámica verde y morada con el motivo de la estrella de ocho puntas. Este ábside se encuentra rematado por unos torreoncillos octogonales muy característicos.

Techumbre de la catedral.- De madrea policromada, está formada por una armadura de par y nudillo y cronológicamente se sitúa en el último tercio del siglo XIII. Se encuentra profusamente decorada con elementos vegetales, geométricos y epigráficos, muchos de tradición musulmana, y con representaciones figuradas de estilo gótico lineal.

TERUEL MEDIEVAL.- Como se ha reseñado en la historia de la ciudad, Teruel es una villa de marcado carácter medieval. Indudablemente, y aparte del rico legado monumental del periodo, donde esta herencia resulta más manifiesta en la propia textura física de la ciudad, cuyo Centro Histórico, a pesar de las transformaciones posteriores, responde en su integridad a las pautas urbanísticas seguidas en el momento de su fundación y se articula entre puertas de la muralla, que señalaban los puntos de acceso al núcleo urbano, y la plaza Mayor o del Mercado (actual plaza del Torico), centro neurálgico de la población y el único espacio de cierta entidad que se abría en su interior. Ni siquiera la posterior instalación de las minorías judía o mudéjar originaria los habituales barrios cerrados de otras ciudades de la época, todo lo cual hace del Centro Histórico de Teruel uno de los mejores y más singulares testimonios del urbanismo medieval aragonés. Los vestigios existentes de la muralla se localizan en los frentes norte y este. En la parte norte se encuentran los principales lienzos, conservándose dos puertas, ambas de arco apuntado y denominadas de la Andaquillla o de Daroca y de la Tradición o de San Miguel, esta última al pie del Acueducto y aquella vigilada por el elevado campanario mudéjar de San Martín. A partir del portal de San Miguel, doblando la muralla por el este hacia el sur, alcanzamos el torreón de la Lombardera, de gran prestancia y altura, que se asemeja a la torre del Homenaje de un castillo. A continuación, se ha recuperado recientemente el torreón del Rincón, que se hallaba englobado entre viviendas diversas. En el frente este destaca el soberbio torreón de Ambeles, erigido al filo del año 1500 y que se hallaba adosado al Alcázar Real. Lo que más lo singulariza es su planta en polígono estrellado de ocho puntas. También en el frente este, más al sur, se encuentra el Torreón de San Esteban, semicilíndrico y rematado por almenas. Los frentes sur y oeste no conservan nada de las antiguas murallas, y tampoco subsisten restos del primitivo castillo, que se remontaba a la época de la fundación de Teruel.

OTROS RINCONES INOLVIDABLES:

La Plaza del Torico es centro neurálgico de la ciudad desde sus orígenes medievales. Antiguamente denominada plaza Mayor o del Mercado, se halla porticada en todo su perímetro. Su punto más emblemático es la fuente monumento al Torico, de 1858, y alberga también edificios modernistas muy destacados.

La catedral de Santa María de Mediavilla, con dicho rango desde 1587, es un complejo conjunto fruto de ocho siglos de existencia, donde se encuentran dos de los elementos emblemáticos de la fase medieval del mudéjar: la techumbre y la torre campanario. De la fase correspondiente de la Edad Moderna se conserva el cimborio, construido por el maestro Martín de Montalbán en 1538. Y por último, al neomudejar corresponde su portada meridional, obra de Monguio realizada en 1909.

La iglesia del Salvador acompaña a la magnifica torre mudéjar del mismo nombre. Construida en el último cuarto del siglo XVII, tras hundirse en 1677 el primitivo edificio.

MUSEOS:

Dentro de la arquitectura palacial de los siglos XVI y XVII nos encontramos con edificios de indudable interés. La Casa del Deán, El palacio Episcopal, la casa dela Comunidad son ejemplo de esta arquitectura, así como los palacios de los marqueses de Tosos y de la Cañada, además de la Casa del Cura. Dos de estas edificaciones albergan los museos más importantes de la ciudad.

Museo Provincial de Teruel.- Ubicado en la antigua Casa de la Comunidad, contiene importantes colecciones de prehistoria, arqueología y etnología.

Museo Diocesano.- Se emplaza en el Palacio Episcopal y alberga grandes colecciones de arte sacro de diversos edificios religiosos de la diócesis.

LOS AMANTES DE TERUEL

En los primeros años del siglo XIII, allá por el 1217, viven en la ciudad Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura, cuya temprana amistad se convierte pronto en amor. Rechazado por la familia, al carecer de fortuna, el pretendiente consigue un plazo de cinco años para enriquecerse. Parte a la guerra y regresa a Teruel cuando expira el plazo. Isabel es ya esposa de un hermano del señor de Albarracin. Consigue entrevistarse con ella y le pide un beso, pero Isabel se lo niega y el joven Diego muere de dolor. Al día siguiente se celebran los funerales en San Pedro, ella se acerca al féretro para darle el beso que le negó en vida. Así lo hace y repentinamente muere junto a el. Actualmente sus restos reposan en una capilla aneja a la iglesia de San Pedro bajo un espléndido mausoleo de alabastro, inspirada obra del escultor Juan de Ávalos. Las bellísimas y perfectamente labradas figuras de Isabel y Diego reposan con sus cabezas ligeramente inclinadas una hacia la otra, y la mano de Isabel extendida hacia la de Diego sin apenas rozarla, gesto éste que simboliza toda la poesía y la grandeza de su amor imposible.