RUTA DE LOS NAZARÍES


Itinerario dedicado a la dinastía que acuñó y encabezó el último estado de al-Andalus, cuya trayectoria deparó realizaciones artísticas y culturales grandiosas.

L a dinastía nazarí que encabezó el último estado de al-Andalus, dejó su impronta en numerosos pueblos en los que aún perviven las huellas de su pasado. La Ruta de los Nazaríes está dedicada a los protagonistas del importante capitulo final de la Reconquista, epilogo de la rica historia del Islam en la Península Ibérica. El itinerario se inicia en el puerto de Despeñaperros, en Sierra Morena, encrucijada entre la meseta manchega y Andalucía. En Navas de Tolosa, donde se libró la partida decisiva que acarrearía la apertura de Andalucía a la Cristiandad, empieza un recorrido de unos 240 kilómetros que abarca las provincias de Jaén y de Granada, atravesando un territorio que fue escenario de las luchas más cruentas entre los reinos de Castilla y Granada.

Las hostilidades entre cristianos y musulmanes en el reino de al-Andalus y el carácter fronterizo de estas tierras condicionaron la organización de las villas al cobijo de fortalezas amuralladas, que conformaron su sistema defensivo en la Edad Media. Pocas rutas muestran un número tan elevado de arquitectura militar. Las atalayas y alcazabas están presentes en todo el recorrido, enmarcado en una gran diversidad paisajística. Los parajes rocosos se alternan con fértiles valle, olivares y espacios naturales como la Sierra de Andújar, Despeñaperros o Sierra Mágina. Hermosas cuevas en las cercanías de Granada, así como manantiales de donde brotan aguas famosas por sus propiedades minerales completan los atractivos naturales. A lo largo de la ruta surgen pueblos que atesoran un gran patrimonio artístico-cultural, con una importante presencia del arte hispanomusulmán, que en su etapa nazarí se caracterizó por su exquisito barroquismo y su abundante ornamentación. Las tradiciones locales aportan su nota pintoresca a la ruta, en la que abundan los talleres artesanos que realizan desde bellos trabajos de mimbre hasta el encaje de bolillos, pasando por la cerámica y la forja. La gastronomía andaluza brinda en esta zona muchos platos exclusivos y productos como la aceituna, la gran fuente de riqueza de los pueblos de la Ruta de los Nazaríes, o un exquisito aceite de oliva virgen, de fama internacional.

El tramo inicial va de Sierra Morena a los márgenes del Guadalquivir, a lo largo de unos 70 kilómetros. Esta parte del recorrido empieza en la villa de Las Navas de Tolosa, donde cristianos y musulmanes se enfrentaron en una batalla decisiva para el devenir de al-Andalus. En sus inmediaciones, restos de las fortalezas, atestiguan la importancia estratégica de esta plaza, situada junto al Parque Natural de Despeñaperros, una sensacional reserva de flora y fauna. Sorteando montes de encina, olivo y vid se llega a La Carolina, que se yergue señorial con una arquitectura de corte neoclásico. En Baños de la Encina se guardan más retazos de historia, como una notable fortificación y una buena muestra de la arquitectura religiosa. Bailén, villa de herencia andalusí y de importante tradición artesanal, tiene entre sus principales atractivos el Palacio de los condes de Benavente y la iglesia de la Encarnación. Así mismo, numerosos monumentos conmemoran la batalla napoleónica que aconteció en la localidad. Tras visitar Mengibar, cuyo emplazamiento actual data de la época musulmana, se llega a Andújar, localidad que guarda la esencia andalusí en cada recodo de su casco antiguo. Los restos de la muralla, la mezquita convertida en iglesia de Santa Marina o la Torre del Reloj, son bellas estampas de este periodo que conviven con construcciones de otros estilos. Un buen número de casas solariegas y palacios revisten la villa. En sus alrededores se extiende el Parque Natural de la Sierra de Andújar.

A partir de este punto el recorrido se desarrolla por la campiña en dirección a Jaén, cubriendo otros 70 kilómetros. Tras Arjona, cuna de la dinastía Nazarí que fundó el reino de Granada, se llega a Porcuna, donde aún se conserva la Torre del Homenaje, donde estuvo prisionero Boabdil, último rey de Granada. Numerosas iglesias albergan una buena muestra de estilos. En el extrarradio, el Cerrillo Blanco constituye uno de los principales yacimientos de la cultura megalítica y prerromana. El paisaje se viste de atalayas hasta llegar a Torredonjimeno, villa de origen almohade en la que destaca la bellísima fachada del Ayuntamiento, uno de los más admirados ejemplos de arquitectura civil andaluza. Martos se consolidó en época andalusí como centinela del sur de la campiña, según proclaman las ruinas de sus dos castillos. A pocos kilómetros de Jaén se sitúa Torredelcampo, donde se elabora una deliciosa repostería según las recetas andalusíes. En sus alrededores afloran restos de su pasado ibero, romano, visigodo y musulmán.

Un segundo ramal de la ruta visita las localidades cercanas al curso alto del Guadalquivir, a través de un centenar de kilómetros para, luego, confluir en Jaén. Tras visitar Linares, segunda ciudad de la provincia, se llega a una de las poblaciones más hermosas de la ruta, Baeza y Úbeda, declaradas ciudades Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Numerosos monumentos las han convertido en una joya del Renacimiento andaluz, entre los que sobresale la huella del arquitecto Andrés de Vandelvira. Al pie de Sierra Mágina se encuentra la localidad de Jódar, donde se conserva el castillo más antiguo de la Península. También Jimena ha sido habitada por pueblos remotos, como reflejan las pinturas rupestres de la cueva de La Graja. Su castillo, de origen andalusí, fue una de las principales defensas de la Orden de Calatrava frente al reino nazarita. En las cercanías de Jaén, Mancha Real constituye una hermosa villa trazada según un cuidado plan urbanístico en el que destacan fachadas de casas señoriales blasonadas con escudos de armas. Finalmente se alcanza Jaén, urbe que comenzó a despuntar a partir del siglo IX cuando relevó a la Guardia en la capitalidad de este distrito de al-Andalus. Sus principales insignias son el castillo, emplazado sobre el monte de Santa Catalina, y su monumental catedral.

Desde ahí se aborda el último tramo hasta llegar a Granada. Tras La Guardia de Jaén, pequeña villa de pasado glorioso, se llega a Cambil, otra plaza fuerte de al-Andalus, donde destacan dos castillos de origen nazarí. También Huelma está presidida por su fortaleza. Desde el castillo se divisa la torre de la iglesia de la Inmaculada, una de las más bellas muestras de la arquitectura religiosa de la provincia. La estela de su pasado se conserva en la antigua judería, hoy barrio del Santo, en sus fuentes y en sus casas señoriales.

Ya en la provincia de Granada, el itinerario sigue por Guadahortuna y Piñar, donde está la cueva de Las Ventanas, un conjunto calcáreo que impresiona al visitante. El castillo guarda los ecos de las batallas entre nazaríes y cristianos que presenció esta villa a las puertas de Granada. Custodiada por atalayas y fortalezas, Iznalloz alcanzó su auge como plaza estratégica de defensa del reino nazarí. En sus alrededores, bosques y cuevas con lagos subterráneos recrean un grato espectáculo. En plena Vega granadina aparecen Deifontes, Albote, campo de batalla en innumerables avanzadillas hacia la ciudad nazarí, y Maracena, última localidad antes de llegar a Granada, último reducto musulmán hasta la toma de la ciudad por los Reyes Católicos.