FRIGILIANA (MÁLAGA)


Las mulas o los burros cargados de leña se cruzan por las empinadas calles con grupos de japoneses, alemanes, ingleses o escandinavos. Los animales aguantan estoicamente las mil y una fotografías y luego esperan al próximo grupo que, jadeando, sube la cuesta. Podría creerse que han sido puestos allí para dar más exotismo al lugar, pero no es así; Frigiliana ha conservado sus antiguas costumbres ( vive en parte de la agricultura), pero se ha adaptado a los nuevos tiempos y se beneficia también del turismo. La arquitectura sigue siendo la misma: pequeñas casas blancas y estrechas callejas con tiendas y restaurantes que sólo se sabe que lo son cuando se penetra en ellos.

A la puerta de sus casas las mujeres charlan o hacen pequeñas labores, indiferentes a los visitantes. Del cuartel hacia arriba queda la parte más bonita, la que ha respetado más la herencia árabe. Hacia abajo es todo posterior y no interesa tanto, aunque no hay nada que desentone del conjunto. Frigiliana es pueblo que ha sabido abrirse al turismo sin perder su sabor antiguo.

A las nueve y media de la mañana (cuando sube el autobús desde Nerja, en la costa), comienza a llenarse todo de visitantes que recorren el pueblo y comen, algunos, en los restaurantes. Hay que pasear por los rincones con más sabor, El Zacatín, El Torreón, o seguir la historia de Frigiliana en los mosaicos, por las calles de Hernando Darrea, Alta, Amargura, Santa Teresa e Iglesia. Luego, al atardecer ( a las siete y media regresa el autobús), casi todos se van y el pueblo recupera la tranquilidad. Es entonces cuando, ya sin gente, se pueden tomar tapas de choto, callos o embutido, en La Alegría o en el Virtudes. La carretera a Nerja, sobre todo en época de verano, se pone insoportable de tanta circulación.

La mejor vista se obtiene desde el otro lado, metido más en la montaña, con los rebaños de ovejas pastando en las laderas.

Los antiguos ya se percataron de lo interesante del lugar. Prueba de ello son los restos arqueológicos que se encuentran en el cortijo Cerrillo de la Sombra ( a un kilómetro, en terrenos particulares), y que se remontan a 3.000 años de antigüedad. Pero Frigiliana entró en la historia conocida por ser el último reducto de los moriscos sublevados de Granada. Los hechos de aquélla revuelta se pueden apreciar en la serie de 12 azulejos que hay empotrados en algunas de sus calles. En los alrededores podemos encontrar la comarca de la Axarquia, con los pueblos blancos de Torrox (ruinas romanas y ermita de la Virgen de las Nieves), Cómpeta, Canillas, Sayolonga y algarrobo (necrópolis fenicia); en Nerja, cuevas, Balcón de Europa y calas de Maro, El Ingenio y Trapiche.